sábado, 28 de julio de 2012

DESPERDICIO


 Me creerías si te digo que aquí a mi lado caben todas las mañanas, las obscuras, las tristes, y luminosas?
Te puedo mostrar que en un verso cabe el sol y la bruma,
 el amor a los hijos, el dolor y el espanto.
Todas las ácidas esperanzas, toda palabra; 
mis cuadernos lo cobijan todo con paciencia de siglos : no se cansan de respirar.
Mi historia está dibujada a fuerza de  golpes unos tras otro, casualidades tortuosas,
pasiones aterradoras, desconciertos, quietud y locura.
La muerte está de pié frente a mí, también a un costado; mis muertos sonríen cálidos, esperándome.
Me pregunto gritando silenciosa el por qué de esta inventada vida
que tanto agota sostener.
¡qué más tengo que cobijar entre mis brazos?
¿ Acaso ya no viví lo suficiente?
¿Quizá ya pasó mi momento de desaparecer y no lo noté?
¿Tengo derecho al descaro de cantar?
Es en las  tardes  cuando me vuelvo  ermitaña.
Hubo tanta gente que amé, tantos que no regresarán, no volverán más,
 entrañables e imperfectos. Agrio mi corazón.
Solo descanso mi cabeza y lloro, a bramidos,  lágrimas aterradas, dolor en el paladar.
  Tengo las manos cansadas : no está en mi dominio los instantes de euforia y alegoría,
 fúnebres y solemnes: tengo la sangre adormecida.
Cuando despierta la fuerza que de alguna parte ignota surge,
 es la  pantera  que murmura, la que vive adosada a mi carne, piel y hueso.
Hierve aire sucio en mis oídos.
Ingenua , ternura, soberbia: me creo amada porque  creí saber amar,
ignorante de la oscuridad del mi propia alma .
Tener enfrente, sólida como roca la traición, golpe bestial,
quijada lastimada por  golpes inesperados.
Es mi incomprensible naturaleza.
Aquí estoy, soy, estaré, como ayer y el siguiente segundo que viene a toda velocidad,
hasta que la lámpara ya no encienda  más, porque dejémonos de bromas,
siempre está frío el aire y son indefinibles las siluetas.
Gritos estentóreos estallan , miles de vidrios  apoyados uno  en el otro,
no amortiguan el sonido que aúlla  allí solo, suspendido;
 ya no pertenecen a esa boca ajena  :  no quiero que me asusten más.
Debo sumergirme en alguna bella emoción pronto o desapareceré.
Que fluya el amor y la poesía.
No hay distancia que una sonrisa no acorte.
Aprenderé a llorar todas las tragedias de mi vida, alma adentro.
No cansar, irritar, agobiar, agotar,  provocar más y más desapego,
todos  los firmes nudos  umbilicales amorosos, se  han tensado, resquebrajándose.
Tanta soledad, tanto vacío, desértico cansancio.
Oculta detrás de mi rostro plácido, respiro apoyada en mi límite.
Esto se llama tristeza.
Tristeza.













domingo, 22 de julio de 2012

DERROTADO MIL VECES, JAMÁS SE DIÓ POR VENCIDO.



PABLO DE ROKHA pedía a gritos, día por día : " Ante todo, definamos".

Toda su obra, toda, la vivió.

La hizo carne, pero al modo de un creador  que sabe muy bien que él viene de siempre, del pasado remoto y del presente, repleto de la contingencia que desata nudos.

"Toda mi obra, toda, absolutamente toda, es trágico dionisíaca, volcánica, insular, dramático-oceánica, como el Continente Americano", exclama.

Salió al camino en Licantén,  quiso ver con los ojos de un juglar desbordante, la tierra, la sequía, el vino, las raíces, la mujer, el placer y el dolor, el arrebato, el éxtasis.

Cuando lanzó LOS GEMIDOS, tuvo que trabajar seis años en un fundo para poder pagar el volumen.

De aquello dijo: "He pasado mi vida tratando de encontrar un estilo que se identifique con mi destino".

Para que no se le juzgara como hombre de mimetismos, escribió:

"Mi estilo es expresión social de una época, como expresión clásica. No olvidemos la definición que da Engels de lo clásico. Bueno, me ciño a la definición de Engels y al encontrar el reflejo social de mi tiempo, creo haberme encontrado a mí mismo, porque el hombre es indiscutiblemente reflejo de la sociedad y se refleja en la sociedad. Existe el enorme juego dialéctico en este hecho como en todos los hechos. De tal manera, que influencias, no. No porque me crea demasiado grande ni nada de nada. Sino sencillamente porque el hombre que investiga dentro de sí mismo en función del pueblo, en función de la placenta materna de la tierra que lo engendró, puede llegar a encontrar un modo, un lenguaje, un destino social, poético, que sea suyo y creo que lo he encontrado y desarrollado porque lo he perseguido y lo persigo todavía".

En 1945,una revista chilena ya extinta, muestra fotografías en gris y negro  que revelan una historia sombría:  el éxodo de desplazados-refugiados, llegando desde otras fronteras, desposeídos y arrojados, llevando sus trajes raídos, enfermos, harapientos, que vienen desde Polonia, Checoslovaquia, Hungría. 
Vagan de un lado a otro, sin otra perspectiva que morir de hambre en el invierno europeo.






PABLO DE ROKHA ya venía expresando la angustia del mundo desde su juventud, en su trinchera cavada con su fuego personal, desesperado , "hallando el olor y sabor del dolor del mundo", enfrentando la sinrazón de la historia.

Con su voz que se adelanta a su época en 30 o más años,  le significó durante mucho tiempo, el no ser comprendido y menos aún, ser aceptado.

El hombre se auto-proclama "capitán de conciencias" o "patriarca cósmico"; un ser que con su vida "va arañando el dolor del Hombre y las entrañas de Dios con las uñas".

Por cierto, un Dios que no es tal, porque "le envenenó la alegría de la existencia" y cuya desidia parece burlarse de las desgracias del ser humano, él incluido.

Por ello, sus textos caóticos, fragmentados, desbordantes y repetitivos, atacados y alabados, dicen:

"...mis  pantalones continúan la raya quebrada del siglo;
semejante a una inmensa  oficina de notario,
poblado de aburrimiento,
la tinaja ciega de la voluntad llena de moscas.
"un muerto errante llora debajo de mis canciones deshabitadas".

El Poeta ruge en un juego de luces, contrastes y truenos, revelando una estética temeraria, alejada de lo tradicional que ensalza a "poetrastros de salón recitando frente a gallinas perfumadas".

Es él quien "plantea la pelea de su época, reflejándola".

PABLO DE ROKHA  habla, escribe, "canta" sobre esa realidad desde su remota y particular forma que vocifera desde el papel al clamor universal.

Inevitablemente es insistente:  el caos y la fragmentación en sus versos y su prosa; el tejido deshilvanado de ciertos textos;  la repetición a ratos intolerable para traspasar su corazón recogido en sí mismo.

Nos revela y canta las costumbres, dichos y viñetas de su propio tiempo, voluptuoso, sensuales bocados de palabras que son el lenguaje de lo entrañable  de su país; entonces su voz vociferante despliega su valentía, la devoción y rigor por su oficio y su insobornable porfía.




Viajaba con  su maleta a cuestas como un dios fuerte y doloroso, en busca de los lectores de su letra.

Le sale al camino a  Moisés o a Jesucristo y los pone en letras de molde, los convierte en poesía, viviendo lo popular, asendereándose jornadas completas.

No  dió suspirillos ni se atrevió a NO ser el mismo.

Desea fervientemente que no se le confunda con OTRO.

Los frentes de combate se abren a sus embestidas poéticas, contra éste y contra aquel, en beneficio de lo que el estima la causa de la verdad.



 
Llora fuertemente la muerte de su mujer Winett a quien dedica un bello libro : FUEGO NEGRO.

Más que "dedicarlo" lo escribe por y para ella, alistándose para ser un viudo que ya conoce la noche oscura del alma.




Llora a su mujer  y al mismo tiempo no pierde la conciencia de clases, y se lanza como un toro enrabiado en la búsqueda de la forma que contenga su volcán interno  que le permita plasmar la tormenta que lo habita.

Constantemente, combate a quienes él cree facinerosos y traidores.

Las opiniones desfavorables hacia él  que tanto han magnificado otros, palidecen frente al caudal de sus reflexiones, anhelos, enseñanzas, angustias y alegrías que dejó en miles de páginas, como un profeta telúrico e iracundo.

Poseedor de una poderosa  y tremenda claridad acerca de la moral en la vida, no lo definió como un conservador a ultranza.  Lo definía en realidad, como una cualidad de gran nobleza en su  quehacer y manera de ver el mundo.

Leerlo es un murmullo de lo que es CHILE: lacustre, volcánico, valiente, contradictorio, persistente, atrabiliario, pícaro, hipócrita, cansado, imaginario, amable y profundo.

"...sino fui más que un poeta con los brazos quebrados".....

DERROTADO MIL VECES, JAMÁS SE DIÓ POR VENCIDO.