Me creerías si te digo que aquí a mi lado caben todas las
mañanas, las obscuras, las tristes, y luminosas?
Te puedo mostrar que en un verso cabe el sol y la bruma,
el amor a los hijos, el
dolor y el espanto.
Todas las ácidas esperanzas, toda palabra;
mis cuadernos lo cobijan todo con paciencia de siglos : no
se cansan de respirar.
Mi historia está dibujada a fuerza de golpes unos tras otro, casualidades
tortuosas,
pasiones aterradoras, desconciertos, quietud y locura.
La muerte está de pié frente a mí, también a un costado; mis
muertos sonríen cálidos, esperándome.
Me pregunto gritando silenciosa el por qué de esta inventada
vida
que tanto agota sostener.
¡qué más tengo que cobijar entre mis brazos?
¿ Acaso ya no viví lo suficiente?
¿Quizá ya pasó mi momento de desaparecer y no lo noté?
¿Tengo derecho al descaro de cantar?
Es en las tardes cuando me vuelvo ermitaña.
Hubo tanta gente que amé, tantos que no regresarán, no
volverán más,
entrañables e
imperfectos. Agrio mi corazón.
Solo descanso mi cabeza y lloro, a bramidos, lágrimas aterradas, dolor en el paladar.
Tengo las manos cansadas : no está en mi
dominio los instantes de euforia y alegoría,
fúnebres y solemnes:
tengo la sangre adormecida.
Cuando despierta la fuerza que de alguna parte ignota surge,
es la pantera que murmura, la que vive adosada a mi carne,
piel y hueso.
Hierve aire sucio en mis oídos.
Ingenua , ternura, soberbia: me creo amada porque creí saber amar,
ignorante de la oscuridad del mi propia alma .
Tener enfrente, sólida como roca la traición, golpe bestial,
quijada lastimada por
golpes inesperados.
Es mi incomprensible naturaleza.
Aquí estoy, soy, estaré, como ayer y el siguiente segundo
que viene a toda velocidad,
hasta que la lámpara ya no encienda más, porque dejémonos de bromas,
siempre está frío el aire y son indefinibles las siluetas.
Gritos estentóreos estallan , miles de vidrios apoyados uno en el otro,
no amortiguan el sonido que aúlla allí solo, suspendido;
ya no pertenecen a
esa boca ajena : no quiero que me asusten más.
Debo sumergirme en alguna bella emoción pronto o
desapareceré.
Que fluya el amor y la poesía.
No hay distancia que una sonrisa no acorte.
Aprenderé a llorar todas las tragedias de mi vida, alma adentro.
No cansar, irritar, agobiar, agotar, provocar más y más desapego,
todos los firmes nudos
umbilicales amorosos, se han tensado, resquebrajándose.
Tanta soledad, tanto vacío, desértico cansancio.
Oculta detrás de mi rostro plácido, respiro apoyada en mi
límite.
Esto se llama tristeza.
Tristeza.
Luisa, compartí este deshogo en mi muro ..y sólo pude poner al final que conjugaba mis ácidas esperanzas contigo...la tristeza es un estado a veces incomprensible para los que nos rodean y creen que "somos desagradecidos ",suelen decir con la vida...,sólo los que tenemos esa "incomprensible naturaleza" nos abrazamos en y nos sumergimos en estos estos encuentros ... "Debo sumergirme en alguna bella emoción pronto o desapareceré.
ResponderEliminarQue fluya el amor y la poesía."...yo también deseo lo mismo ,un abrazo ,Pat.-
Luisa, este escrito me conmueve y me abruma, solo quienes podemos sentir de tal modo, podemos llegar a descifrarlo en palabras que se trasmiten de tal modo, que nos hacen vivirlo como si fueran nuestras propias agonías... hoy me quedo con este escrito tuyo, que es mío tambien, que es de muchos.. solo porque hemos vivido de tal modo, que no sabemos cómo explicarlo aún en este doloroso día a día... que fluya las emociones, que se vuelvan poesía para los corazones y que alivien nuestras almas, aún en pena, estando en vida..
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